MADRID, España.- Convertido en el yerno que toda suegra desea tener en su mesa los domingos, Alberto de Mónaco dará el sí este fin de semana luego de un centenar de amoríos, dos hijos extramatrimoniales y sospechas sobre su sexualidad. Heredero del trono monegasco, este playboy se paseó por el mundo entero haciendo gala de su tiempo libre, sus millones y su afición a la juerga.

A lo largo de sus 52 años, Alberto de Mónaco tuvo una agitada vida social, que lo llevó a enredarse con bellas mujeres, muchas de ellas modelos y en su máximo esplendor. Así fue como en los 80 se lo relacionó con Brooke Shields, la bella actriz que saltara a la fama en "La Laguna Azul" y que fuera, tiempo después, pareja del tenista Andre Agassi. En ese mismo período mantuvo encuentros con Sharon Stone, la actriz que interpretó a Catherine Tramell, la ardiente escritora y asesina del filme "Bajos Instintos". Sin embargo, ambos sostienen aún que sólo son buenos amigos. 

Durante los 90, la vida amorosa de Alberto iba a seguir con la misma intensidad. Primero conoció a Tamara Rotolo, una camarera estadounidense, con la que tuvo una hija: Jazmin Grace, a la que reconoció y brindó manutención pero aclaró que no tendrá derechos en la sucesión al trono de Mónaco. Unos años más tarde entró en su vida la azafata togolesa Nicole Coste, con la que mantuvo una relación más que intermitente, algo que no impidió que naciera su segundo hijo, Alexander, al que reconoció y brindó los mismos beneficios que a Jazmin.

Luego llegó el turno de la bellísima modelo africana Tasha de Vasconcelos, con la que todo Mónaco se entusiasmó. Creían que por fin llevaría al "pequeño" Alberto al altar y les daría una digna soberana. Pero los rumores sobre su homosexualidad se multiplicaban al tiempo que él hacía oídos sordos. A pesar del encantamiento de la prensa, ellos negaron un noviazgo y aseguraron ser amigos y nada más.

A pesar de la relación que sostiene con Charlene Wittstock, su futura esposa, son numerosos los medios que recordaron esta semana, previa a la boda, que en 2003 Alberto fue fotografiado junto a dos travestis durante un desfile por el orgullo gay, en Suecia. Tamaño escándalo lo llevó a congregar a la prensa para "aclarar" que al viaje lo había organizado un amigo y que él no estaba al tanto de la festividad. Teniendo en cuenta el perfil bajo de la futura esposa y su escaso contacto con la prensa, no son pocos los que sostienen que esta boda puede servir para acallar los falaces comentarios sobre sus hábitos sexuales. O como se dice vulgarmente: para montar una pantalla entre tanta promiscuidad. (Especial)